Uno de los temas importantes que desde #FFpaciente se abordan de forma insistente es el de la búsqueda de información sanitaria a través de internet, pero siempre atendiendo a que dicha búsqueda debe remitirse a páginas web fiables, de organizaciones e instituciones de índole nacional o internacional de probado prestigio y que sus afirmaciones estén sustentadas en la evidencia científica.
Este asunto de la búsqueda de información sanitaria parece que incluso puede alcanzar un nivel de preocupación aún mayor cuando, dicha búsqueda, es realizada por adolescentes ya que puede ocurrir que posean menos herramientas a la hora de diferenciar entre información sanitaria basada en la evidencia de aquella que no lo está.
Este tema es el que nos ha hecho elegir el artículo de hoy, y más concretamente un artículo titulado “Uso de internet por los adolescentes en la búsqueda de información sanitaria”, publicado online en febrero de
2018 y publicado en la revista Atención Primaria. Siguiendo la línea de anteriores artículos, este también podéis descargarlo de modo gratuito para consultarlo.
El estudio del que trata este artículo ha sido realizado en España, y más concretamente en Huelva, España. Enfocándose en una población de adolescentes de entre 12 y 18 años de 6 centros escolares, y con el objetivo de describir las fuentes de información que estos adolescentes consultan para obtener información de índole sanitaria.
En el estudio participaron un total de 405 adolescentes, de los cuales alrededor de sólo el 53,8% buscaba activamente información sanitaria en internet.
De este porcentaje, se encuentra que los temas que más preocupan a los adolescentes y de los que buscan información son los siguientes:
- Cáncer (89,9%)
- Adicciones (67,7%)
- Enfermedades de transmisión sexual-VIH (49,6%)
- Enfermedades mentales (40%)
- Trastornos alimenticios (39,3%)
- Embarazo/anticoncepción (21,5%)
Pero cuando llega el momento de hablar de cómo obtienen y comparten la información sanitaria es cuando podemos encontrar las sorpresas, que quizás no lo sean tanto cuando ya se ha leído mucho sobre cómo se suele obtener información sanitaria de internet. De todos los encuestados que dicen buscar información sanitaria en internet, el 63,2% lo hace a través de Google, mientras que sólo el 11,9% lo hace a través de webs con contenidos médicos basados en evidencia científica.
Pero no debemos olvidar que la información, y la sanitaria no es una excepción, se comparte rápidamente y más cuando hablamos de los adolescentes y el uso de éstos hacen de las redes sociales. En la población analizada se encuentra que aproximadamente el 13% de los encuestados comparte compartían la información sanitaria que habían encontrado en internet a través de las redes sociales, siendo usado Facebook de forma mayoritaria para esta difusión (el 70,3%). Y algo importante es que muchos adolescentes encuestados indican que SI cambian sus hábitos y costumbres en base a la información que han encontrado (el 70,7%)
Atendiendo a estos resultados, se puede deducir que los adolescentes utilizan internet para la búsqueda rápida de información sanitaria, pero que además aporta otro valor añadido y es la privacidad a la hora de realizar las búsquedas. Además de que consideran que son búsquedas fiables y ofrecen mucha información.
Sin embargo la lectura de estos resultados ofrece también otra visión más negativa y que recalcan los autores del estudio, y es que los adolescentes buscan información en Google pero no tienen formación que les permita saber si la información adquirido es de calidad, si está sustentada en evidencia científica contrastable o si sólo es una afirmación sin base que incluso puede ser peligrosa para la salud.
Los autores acaban con una propuesta muy interesante y necesaria, sobretodo enfocada a un colectivo en un momento muy delicado de su desarrollo, y es que deberían diseñarse otros medios de comunicación que estén adaptados a la realidad social y cultural que poseen los adolescentes, de modo que se pueda llegar a ellos con información sanitaria de calidad y de fuentes contrastadas para evitar, así, que puedan acudir a cualquier fuente de información, dudosa.
Este tipo de acción, además de ofrecer información sanitaria de calidad, evitaría que los propios adolescentes fueran los difusores de información falsa en salud y que, en definitiva, se convirtiesen en agentes que eviten la propagación de bulos en salud entre otros adolescentes.
Nos beneficiará a todos.
Autor de esta entrada (@ihpeco)