El lupus es una enfermedad inflamatoria crónica del sistema inmunitario, esto significa que ataca a las células y tejidos sanos por error, pudiendo afectar a diferentes partes del cuerpo como articulaciones, riñones, piel, etc. lo que puede provocar un cansancio extremo, dolor, pérdida del cabello, úlceras en la boca, fiebre, entre otros. Aunque puede aparecer en ambos sexos, es mucho más frecuente en mujeres jóvenes.
Las causas que lo originan son desconocidas y sus síntomas pueden ser muy variados, por lo que resulta complejo llegar a su diagnóstico, generando un impacto importante en la calidad de vida de la persona que lo padece. Además, aparecen síntomas más visibles, como las erupciones en la piel, que podrían tener un efecto en la percepción de la imagen corporal, lo que puede alterar la autoestima de la persona.
Por todo esto, es muy importante acudir a atención primaria o especializada para que se pueda realizar un diagnóstico lo más temprano posible y pautar un tratamiento ajustado y personalizado, de manera que pueda reducir o controlar el daño que ocasiona la enfermedad.
¿Qué relación existe entre el estrés, el dolor y el lupus?
Aunque los síntomas pueden ser diversos, entre los más frecuentes se encuentra el dolor, tanto en las articulaciones como en los músculos. Como ya comentábamos en la publicación El dolor y los aspectos psicológicos asociados, el dolor crónico supone una alteración a nivel físico, psicológico y social en la persona que lo sufre.
Por otro lado, nos encontramos que el estrés está asociado al mantenimiento o aumento de la percepción de dolor y a su vez, vivir con dolor genera niveles altos de ansiedad y malestar emocional, entrando en un círculo vicioso que dificulta llevar una vida normalizada y plena. Como podemos suponer, sobrellevar esta situación no es nada fácil, pudiendo generar un grado de incapacitación considerable, al no poder llevar a cabo las actividades o rutinas de la vida diaria.
Para poder modificar esta dinámica, te ofrecemos algunas ideas que puedes poner en práctica:
- Pasa tiempo en compañía. La familia y amigos suelen ser el principal apoyo en un proceso de enfermedad.
- Intenta que la enfermedad y sus síntomas no sean el centro de tu vida. Para ello, busca actividades que te resulten placenteras y accesibles.
- Lleva hábitos de vida saludables, es fundamental: evita el sedentarismo y sigue una dieta sana y equilibrada.
- El descanso es una pieza clave para disminuir la fatiga que provoca la enfermedad.
- Expresa a tus seres queridos cómo te sientes, el silencio no es un buen aliado.
- Pide ayuda a tu entorno si lo necesitas.
- Consulta con el equipo de profesionales sanitarios que sigue tu caso todas tus dudas, es esencial que forméis un buen equipo.
Y contempla la posibilidad de un abordaje psicológico ya que te puede ayudar a buscar y poner en práctica las estrategias que te faciliten afrontar y convivir con el dolor crónico de la mejor manera posible, centradas en aquellas que permitan manejar el estrés como pueden ser el entrenamiento en relajación, el uso de técnicas cognitivo-conductuales (por ejemplo, inoculación del estrés, planificación de actividades, etc.) y otras herramientas de afrontamiento. No podemos decir que el dolor vaya a desaparecer por completo, pero sí te ofrecería la posibilidad de mejorar tu calidad de vida.
Por último, recuerda que cada caso de lupus es único, por tanto, su manifestación y tratamiento también lo será. Por ello, es muy importante que sigas las indicaciones de los profesionales sanitarios que te atienden y consultes con ellos todas tus dudas, no recurras a terapias alternativas ni complementarias, ya que pueden interferir en el tratamiento o con la evolución de la enfermedad.
Recursos de interés
La Federación Española de Lupus, cuenta con un apartado con preguntas frecuentes, que pueden serte de utilidad para resolver algunas dudas.
En la Guía práctica para pacientes de lupus, editada por la Asociación Catalana de Lupus, encontrarás información detallada sobre esta enfermedad.