Después de este paréntesis estival, volvemos a la carga recordando que ayer, día 10 de octubre de 2019, se celebró el Día Mundial de la Salud Mental.
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Este día es una oportunidad para preguntarnos a nosotros mismos si realmente cuidamos de nuestra salud mental como realmente merece, o enfatizamos más nuestros cuidados en la salud física.
Pues bien, como a veces nos olvidamos de nuestra salud psíquica, es necesario alfabetizar/informar a la población (y a uno mismo) sobre una cuestión clave para el equilibrio emocional y la salud mental: el hambre emocional.
¿Qué es la salud mental?
La salud mental se define, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), como «un estado de bienestar en el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera y es capaz de hacer una contribución a su comunidad«.
Básicamente, esta definición hace referencia al bienestar psicológico, emocional y social, que nos condiciona nuestra forma de pensar, sentir e interaccionar con los demás.
Por tanto, se puede considerar que una persona goza de salud mental cuando existe en ella equilibrio emocional. El equilibrio emocional es, básicamente, la capacidad de manejar nuestras emociones; expresarlas y aceptarlas en las diferentes situaciones vitales. Cuando no somos capaces de manejarlas, aceptarlas y reconocerlas, puede resentirse nuestra salud mental.
La Real Academia de la Lengua Española define la palabra emoción como «alteración del ánimo intensa y pasajera, agradable o penosa, que va acompañada de cierta conmoción somática«.
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Si existe un desequilibrio en el manejo de las emociones, entra en juego el hambre emocional. Ahora bien, ¿qué es eso del hambre emocional?
Diariamente, todos experimentamos la necesidad de comer, a lo que comúnmente llamamos hambre (real/física/fisiológica), pero últimamente existe un crecimiento destacable de lo denominado «hambre emocional». Este hambre emocional consiste en una sensación ficticia, frecuentemente atribuible a una falta de salud mental (principalmente secundario a trastornos de ansiedad, depresión y estrés).
¿Qué diferencias hay entre el hambre real y el hambre emocional?
Hambre real
- Sensación localizada en el estómago.
- Es progresiva y paciente. Aparece poco a poco y puede esperar.
- Cualquier opción de comida es aceptada.
- Se sacia con comida.
- Aporta sensaciones positivas al terminar de comer.
Hambre emocional
- Sensación difusa, ansiedad.
- Es repentina y urgente. Aparece tras algún detonante y requiere ser satisfecha de inmediato.
- Existe antojo por alimentos ricos en grasas, sal, azúcares, ultraprocesados...
- No puedes para de comer.
- Al terminar, aporta sensaciones negativas.
Aclaradas las diferencias, la evidencia científica coincide en una serie de recomendaciones para prevenir este hambre emocional y, por ende, gozar de una buena salud mental. Estos son los consejos claves para nutrir nuestras emociones:
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1. Lleva una alimentación equilibrada.
Se ha demostrado que seguir las recomendaciones de la dieta mediterránea es beneficioso para nuestra salud mental. El consumo de frutos secos, frutas, verduras y legumbres, entre otros, favorece el equilibrio emocional. Además, la palatabilidad de este patrón dietético aumenta la sensación de placer en las comidas.
2. Practica actividad física.
Realizar al menos 30 minutos de actividad física moderada a diario contribuye al bienestar físico y emocional. Además, si esta actividad física se realiza en un entorno natural, aumenta la sensación de bienestar.
3. Duerme 8 horas al día.
La calidad del sueño está muy relacionada con el equilibrio emocional. Un patrón de sueño nocturno regular favorece el bienestar físico y mental.
4. Habla de tus emociones con amigos, familiares y personas de confianza.
Conversar con personas de confianza sobre nuestras emociones constituye un soporte psicosocial. Expresar lo que sentimos, ser escuchados y recibir consejos es primordial para nuestra salud mental.
5. Yoga, pilates, taichí y mindfulness son actividades que equilibran las emociones.
Se ha demostrado que este tipo de actividades funcionan como una «terapia» dirigida a reducir estados de angustia y mejorar el bienestar.
6. Si es necesario, busca ayuda profesional.
Acudir a un profesional que nos instruya y ayude a entender nuestras emociones y cómo estas afectan a nuestra conducta, es una de las herramientas claves para el manejo de nuestro pensamientos, sentimientos y emociones.
La ayuda profesional es fundamental, por ello, desde FFPaciente apoyamos la labor de los profesionales de la psicología y animamos a las personas a buscar ayuda en ellos cuando sea preciso.
Aprovecho para dejar enlazada la sección Psicología en Red, donde se pueden aprender cuestiones relacionadas con nuestra salud mental y aspectos relacionados con la psicología.
En definitiva, el manejo de nuestras emociones es fundamental para una buena salud mental. Prevenir el hambre emocional está en nuestras manos.
¡Nutre tus emociones! ¡Alimenta tu salud mental!
Bibliografía
- Real Academia Española (RAE) [Internet]. España: RAE; 2018. Emoción. Disponible en: dle.rae.es
- Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid (COPM) [Internet]. Madrid: COPM; 2014. Emociones y Salud. Disponible en: www.copmadrid.org
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- Organización Mundial de la Salud (OMS) [Internet]. Tips para la buena salud mental. Disponible en: www.paho.org
- Bongers P, Jansen A. Emotional eating and Pavlovian learning: evidence for conditioned appetitive responding to negative emotional states. Cognition and Emotion. 2017;31(2):284-297.
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AUTOR:
SERGIO VAQUERO DÍAZ
Enfermero | Máster en investigación | Doctorando en Estudios de Género.
Encuéntrale en Twitter: @SergioVDíaz