Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) es uno de los mayores problemas para la salud pública mundial. Sin embargo, gracias al acceso a la prevención, el diagnóstico, el tratamiento y la atención eficaces, la infección por el VIH se ha convertido en un problema de salud crónico que permite tener calidad de vida a las personas que están afectadas por el virus.
A pesar de esta mejora, tanto en el pronóstico como en la calidad de vida, recibir el diagnóstico del VIH supone un fuerte impacto y consecuencias a nivel psicológico, además de que convivir con una enfermedad crónica supone un reajuste personal y emocional por los cambios que conlleva en las rutinas diarias (toma de medicación, visitas médicas, efectos secundarios, etc.).
Antes de continuar, aclaramos la diferencia entre VIH y SIDA:
· VIH: es el virus que ataca al sistema inmunitario, debilitando los sistemas de defensa ante algunas enfermedades.
· SIDA: es el síndrome de inmunodeficiencia adquirida y hace referencia a la fase más avanzada de la infección por VIH.
Reacciones psicológicas y emocionales
El diagnóstico del VIH supone una situación estresante en la que la persona afectada percibe su salud más vulnerable, lo cual conlleva una serie de reacciones emocionales, algunas de ellas pueden ser:
· Sentimiento de culpa.
· Miedo.
· Ira.
· Vergüenza.
· Sintomatología ansiosa y depresiva.
· Problemas de autoestima y de identidad personal.
· Somatizaciones.
· Hipocondría
· Dificultades en las relaciones afectivo-sexuales.
Todas estas reacciones son normales, ya que forman parte del proceso adaptativo a la enfermedad. Sin embargo, si su intensidad se mantiene en el tiempo, es importante plantearse la ayuda de un psicólogo/a especializado/a.
Las personas afectadas por VIH sufren una doble preocupación: por un lado, aquella que tiene que ver con la enfermedad y su evolución y, por otro, la asociada al rechazo social, ya que existe una estigmatización y discriminación hacia las personas que conviven con esta enfermedad.
Vivir con VIH
El diagnóstico de VIH también tiene repercusión en el ámbito social, en el cual se ven afectadas áreas como la familiar, laboral, relaciones sociales, entre otras. Esto unido a los aspectos psicológicos puede llevar a la persona a una situación de aislamiento, ocasionada por miedo al rechazo.
Tomar la decisión de contar la infección es tarea complicada. No es obligatorio contarlo a todo el mundo, pero lo que quizá sí pueda ser de ayuda es compartirlo con las personas más allegadas para tener un mayor soporte emocional y social.
Es habitual que surjan muchas dudas, sobre todo en los momentos iniciales tras el diagnóstico, por ello, la información y la psicoeducación van a resultar fundamentales en el proceso de adaptación.
Recursos de interés
CESIDA, Coordinadora estatal de VIH y sida, dispone en su página web (https://www.cesida.org/) de diferentes documentos de interés, algunos de ellos son:
– “Aspectos básicos sobre el VIH y el SIDA”
– “Desafíos sociales de vivir con el VIH: estigma y resiliencia”
– “Sexualidad y VIH”